Monasterio de Santa Catalina: una biblioteca en el Sinaí

Todavía hay rincones donde la historia se conserva y pervive, a través del tiempo, entre muros y estanterías. Uno de esos rincones mágicos, donde el tiempo parece detenerse, es el Monasterio de Santa Catalina, situado a los pies del monte Horeb, zona sagrada y venerada por judíos, musulmanes y cristianos y donde, según la creencia, Dios habló a Moisés.


La península del Sinaí está conformada, en la zona norte, por grandes desiertos arenosos, mientras que la zona sur está compuesta por áridas montañas de granito y estrechos valles que  conforman un marco idóneo para el monasterio fundado en el siglo IV por el emperador Justiniano I.

Las diferentes modificaciones del monasterio siempre han sido cuidadosamente estudiadas para respetar y conservar su autenticidad. Con este fin, en las obras llevadas a cabo se utilizaron materiales autóctonos de la zona para seguir los cánones de origen. Estamos ante una joya monástica cuya actividad, interrumpida, dura más de diecisiete siglos. Ha logrado sobrevivir a los avatares de la historia, guerras, profanaciones, pillaje…Su arquitectura bizantina alberga una biblioteca cuyo fondo  es de incalculable valor, ya que su destacada colección de códices y manuscritos, así como de documentos oficiales es la segunda más extensa del mundo, superando esta cifra a la Biblioteca del Vaticano.

Contiene unos 5000 libros sagrados,  entre los cuales se incluyen 3000 manuscritos griegos, 700 árabes, 226 sirios, 86 georgianos y 80 textos eslávicos, así como muchos otros armenios, latinos, persas, polacos, etíopes y coptos.

Algunos de los manuscritos son incluso más antiguos que el propio monasterio y varios de los manuscritos griegos se remontan al  período bizantino temprano. Inicialmente se encontraba entre ellos el Codex Siniatícus, uno de los más antiguos e importantes manuscritos bíblicos -en griego-datado posiblemente de la mitad del siglo XV, y que hoy en día se halla en el Museo Británico de Londres


Otra de las joyas emblemáticas que definen al monasterio es su iconografía. Más de 2000 iconos adornan paredes y techos, mosaicos, manuscritos iluminados, grabados sobre metal, tallado en madera o bordados con hilos de seda. Sus diecisiete siglos de tradición espiritual y cultural, sus tesoros arquitectónicos, religiosos y su gran biblioteca lo han hecho merecedor de ser patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2003.

El camino hacia la cima es, como el viaje a uno mismo, una ruta en solitario (Alessandro Gogna)

En todas las culturas, las montañas han sido un símbolo de unidad, fortaleza, una alegoría espiritual de la ascensión del hombre hacia lo divino… Tal vez esta sería una buena metáfora aplicable a las bibliotecas, como encauzadoras de esa cima, como camino, como hacedoras de humanidad y proyectos atemporales, como fortalezas que resisten toda clase de adversidades y que, al final, siempre logran abrir la mirada interna y despejar la ruta hacia la cima.

Véase además:

The J.Paul Getty Museum
Digitalización de la colección
Vídeo-1
Vídeo-2
Vídeo-3

Fuente: biblogtecarios

Comentarios

  1. La historia de nuestros antepasados, preservada por la Bibliotecas, donde el tiempo se detuvo para continuar su proceso, proceso que tiene que ver con el deambular de la raza humana a través del tiempo. Pero lo más impactante es la conservación de muschos escritos,códices, iconografía, esculturas pinturas,artesanias,construcciones, que son evidencia del testimonio de la historia, esa historia que pocos conocemos y que nos abran las puertas para recorrer esos senderos. Las bibliotecas, como encauzadoras de esa cima, como camino, como hacedoras de humanidad y proyectos atemporales, como fortalezas que resisten toda clase de adversidades y que, al final, siempre logran abrir la mirada interna y despejar la ruta hacia la cima.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario